Maria Mingot | Blog with Sidebar
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El salto

A veces tiendo a idealizar la vida y mi mente junto con mis pensamientos van más allá de lo que yo puedo controlar. Es cuando me doy cuenta que nada es real, tan solo espejismos, deseos de aquello que necesito ver, de aquello en lo que necesito creer.

Y mi mente se desvanece, y mis brazos pierden la fuerza que me ayuda a sostenerme en este mundo, y me dejo caer al vacío, mientras el aire me despeina y con mis dedos corto el viento por el agujero que caigo.

Y salto cada vez más alto para ver como se ven las cosas desde aquella perspectiva, pero cada vez que llego abajo las cosas han cambiado. Pero no me importa, lo único que quiero es no tener miedo a volver a saltar.

 

Sleepyhead

Underwater

Y se dejó caer al agua, buscando un lugar donde reiniciar, ese espacio en el que el tiempo se detiene y los pensamientos se sumergen en una burbuja donde se quedan en silencio.

 

Sleepyhead

 

 

 

La chica que no podía dar abrazos.

 

Y de aquella maceta apareció una de las cosas más extrañas que había visto en mucho tiempo. Era nada más y nada menos que ¡una chica! Una chica estaba creciendo en la maceta de mi balcón como quien no quiere la cosa. Pero esta chica no era una planta normal, parecía una especie de cactus, ya que de sus brazos brotaban espinas, espinas bien afiladas que impedían que nadie se pudiera acercar.

Ella miraba al mundo con una especie de tristeza y desprecio al mismo tiempo, pues nada podía acercarse a ella, y ella tampoco parecía entusiasmarle la idea de que nada pudiese tocarla, pero no obstante aquellas espinas la dotaron de una gran protección, pues nada ni nadie le podía hacer daño. Siempre en guardia y preparada para poder defenderse.

Pero yo seguí como siempre cuidando de mis plantas, fijando especial atención en esta rareza de cactus que me había crecido en el balcón. Así que me puse a leer sobre como cuidar un cactus, ya que nunca antes había tenido uno, y pese a lo que muchos piensan de que un cactus es fácil de cuidar, hay muchos pequeños detalles que hay que tener en cuenta, como no echarle demasiada agua, regarlo solo en ciertas ocasiones, poner el agua sobre la tierra y un largo etc. Así que poco a poco aquel cactus empezó a hacerse cada vez más grande y más bonito. Pero la cara de aquella chica-cactus seguía sin cambiar, hasta que un día algo extraño pasó, y vi como mientras la regaba y limpiaba su cesto, uno de sus brazos se movió e intentó tocarme. La miré, y pensé que aquello era una especie de abrazo para agradecerme todo lo que hacía por ella, pero actué como si nada y seguí con lo mío.

A los días algo parecido ocurrió, pero esta vez más evidente. Acercó sus dos brazos para darme un abrazo, pero aquel escudo de espinas era tan grande que lo único que podía sentir es como me atravesaban. Su mirada era cada vez más triste, pero yo no podía hacer nada contra aquella barrara que había creado.

P.D: Puede ser que continue… o no….

Sleepyhead

«Domesticados»


«Eres responsable para siempre de aquello que has domesticado»

 

«- ¿Qué significa domesticar?

– Es algo demasiado olvidado- dijo el zorro. – Significa crear lazos.»

 

 

El Principito Antoine de Saint-Exupéry

 

 

Y nuestras vidas al final no son solo nuestras, formadas por tantos recuerdos, protagonizados por todas las personas con las que hemos crecido y vivido. Unas pasan despacio a tu lado y a penas las puedes recordar, otras te marcan en lo más profundo y no hace falta que cierres los ojos para poder verlas. De algunas aprendes grandes lecciones que posiblemente hayan hecho que seamos quienes somos. Otras la mantendrías eternamente si pudieras sin soltarles nunca de la mano, pero el tiempo se las lleva a lugares lejanos donde solo en sueños puedes visitar. Creamos lazos, repartiendo pedazos de uno mismo en diferentes personas, quien sabe quienes son ahora, y que sabrán ellos de quien somos nosotros en este momento, pues todos seguimos caminando hacia lugares que desconocemos.

Pero así avanzamos, creando lazos que un día por que sí se rompen, y lazos que sin darte cuenta han pasado más de 20 años y esa persona sigue a tu lado. O tal vez lazos en los que a veces te preguntas quien es esa persona que ves todos los días a tu lado, pero que realmente es para ti un desconocido. O simplemente lazos que se crean con la persona más inesperada de la noche a la mañana.  Y lazos que tristemente te das cuenta que existen cuando ya es demasiado tarde para cuidarlos.

Aun así todo ese tiempo, ya sea poco o mucho, es lo que hace que esas personas sean las que hayan formado parte de tu vida. Y ese tiempo invertido es el que hace que sean únicas.

 

Sleepyhead